Publicado por: El Diario
Los miembros de una pareja de
62 y 59 años de edad, respectivamente, terminaron su educación primaria, luego
de cumplir con su obligación como padres, mediante la cual les otorgaron
formación universitaria a sus ocho hijos.
Hermelindo Guzmán Hernández, de 62 años, que combina su oficio de ladrillero con la música, y su esposa Gloria Santoyo, de 59, son una pareja que ha buscado una vida digna para su familia y que ha luchado por alcanzar metas sin importar los esfuerzos.
Una de esas metas fue trabajar de manera ardua para brindarles educación a sus ocho hijos, y una vez concluida esta labor, cumplir el sueño de estudiar la primaria en el Instituto Chihuahuense de Educación para los Adultos (ICHEA).
La de Hermelindo y su esposa Gloria es una familia proveniente de una pequeña comunidad localizada en afuera de la ciudad de Durango.
Hermelindo Guzmán Hernández, de 62 años, que combina su oficio de ladrillero con la música, y su esposa Gloria Santoyo, de 59, son una pareja que ha buscado una vida digna para su familia y que ha luchado por alcanzar metas sin importar los esfuerzos.
Una de esas metas fue trabajar de manera ardua para brindarles educación a sus ocho hijos, y una vez concluida esta labor, cumplir el sueño de estudiar la primaria en el Instituto Chihuahuense de Educación para los Adultos (ICHEA).
La de Hermelindo y su esposa Gloria es una familia proveniente de una pequeña comunidad localizada en afuera de la ciudad de Durango.
Emigraron al estado de
Chihuahua hace unos 30 años, buscando oportunidades para sus hijos, ya que
ellos enfrentaban dificultades para conseguir un empleo, por la falta de
estudios básicos y un certificado.
El jefe de familia y su
esposa llegaron a la ciudad de Chihuahua y se asentaron en la colonia
Ladrillera Norte, donde construyeron una pequeña casa y encontraron el trabajo
que les permitió mantener a su familia y darles a sus hijos escuela.
En su historia relatada ante
autoridades del ICHEA, que su vez las transmitieron a través de un comunicado
de prensa, refieren que fueron 25 años de esfuerzos como padres elaborando y
vendiendo ladrillos, por sus hijos.
Siempre me ha gustado la
música y tengo un grupo, a veces tocamos en eventos o en los panteones”, dice
Hermelindo, quien comenta que eso le permite otros ingresos, lo que le sirvió
para dar estudios universitarios a sus ocho hijos.
Después de ver graduada a la
más pequeña, Hermelindo, inició sus estudios de primaria en el sistema abierto
que ofrece el ICHEA, reforzando la lectura y escritura, ya que fue lo único que
aprendió en su niñez.
Mientras su esposa, Gloria,
continuó también con la primaria que había dejado inconclusa.
Ya lograron terminar la
primaria, incluso Hermelindo con 10 de promedio y ambos continúan con la secundaria
en el círculo de estudios localizado en el complejo ladrillero.
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